Mirando al mar (Aguas Verdes)

Sobre el latido de este mar
Tengo los ojos perdidos
De tanto mirar, amor
Su beso frio y extendido

Gotas

La primera gotita de un querer
Fue rocío de un beso en flor
La última gotita de un amor
Será una lágrima al caer.

Siente. No pienses


Muerde la teta del dolor poeta
Desmiente la niebla
Esquiva el beso de la bruma
¡Siente!, ¡no pienses!
Enjuga el surco de la siembra
No beses nunca
los labios alargados de los cipreses
Y yace sin tumba
Sobre el trigal de la muerte

Deja que cada noche


Deja que cada noche acaricie tu cabello
Cuando los campos suspiren primavera
Deja que lo enrede entre mis dedos
Jugando con él
Haciendo flores nuevas

Deja que cada noche
Haga un nido en tu cama
Cuando los campos suspiren primavera
Deja que en mí se sostenga
Con el abrazo de mis ramas

Sueño sin orillas

Desde el mirador de los mundos
detrás de los vidrios azules
y de la vanidad de las olas
como un sueño vagabundo
el ocaso camina a paso de sombra,
se desliza con un gran silencio
como el bálsamo de quedarse dormido
como una lágrima en el desierto
y decide quien duerme
y quien se queda despierto.
Ayer me llevó hasta un sueño
un sueño sin orillas
era de la pureza lívida
de un puñado de viento,
mi cielo era azul y dormía
no había faena en el huerto
y me llevaban las golondrinas.
Volaba entre campos de largos cabellos
por las cumbres de mis valles
en la valentía de mis miedos,
y borraba de mi frente toda la locura
los senderos de la muerte
las lineas de mi amargura.
Y avanzada la cripta de la noche
trepé a su muro de gritos ciegos
y acaricié el cielo de su pelo
como si fueran pétalos de flores,
y grité: "noche, no me toques,
Con la inquietud de tus dedos".
Tuve en mi sueño mujeres de seda
vinos de dioses
la envidia de los hombres
amores de estrellas.
Resbalé por increíbles historias
acaricié los mares mas azules
sentí la sangre mas roja.
Naufragué en algún amor
oí el clamor de las caracolas
me escondí entre saetas
y alguna noche me amamantó una loba.
Dormí en las camas más hondas
en la intemperie más fría
me bañe donde nacen las olas,
fui niño y poeta
un rayito de luz, un arroyo limpio
un robinhood a jornada completa,
fui un puente de piedra
un soldado sin nombre
un ratito de lluvia
la primavera que no cesa,
supe de mundos sin dinero
de mirada sincera
donde decir no tengo
no era decir miseria,
vi a señores que no tenían nada
a mujeres sin huella
vi sus miradas vacías de calavera.
Bebí con hombres buenos
con meretrices sin cadenas
con ladrones, con princesas,
luché bajo una bandera blanca
en campos sin batallas
con mi ejército siempre victorioso
con mi ejército de palabras.
Gané algunas sonrisas
y un puñado de monedas
me quedé con las sonrisas
las cambié por las riquezas,
vi desvanecerse una vida
en la punta de una cuerda
y vi como se abría camino
entre la aridez más negra,
vi señoritos sin hambre
labradores sin tierras
vi lunas de sangre
y una o dos verdades sinceras,
viaje en barcos cansados
que nunca llevaron viajeros
que sólo anhelaban morir
cuando arribaran a puerto.
Ayer tuve un sueño
un sueño sin orillas
era de la pureza lívida
de un puñado de viento.

Cuando no había nombres

Cuando no tenían nombre
¿Como eran las rosas?
¿Eran menos oscuras las sombras?
¿más cercano el horizonte?
¿La luna a veces no era hermosa?
Que vanidoso el hombre
Poniendo nombre a todas las cosas