Poemas desde el exilio
Poemas de espuma de mar...
Al viajero
Gárgola de la catedral de León
Poema descalzo
Galaxias
Reflejo
Tormenta de viento
A veces
A veces no entiendo por qué les pesa la atmósfera
A veces no entiendo por qué no les aplasta
A veces no entiendo por qué no lo entiendo
A veces no entiendo por qué no lo entienden
Y a veces no entiendo por qué no entienden que no lo entienda
Y a veces no entiendo que no entiendan que lo entiendo
Y a veces lo entiendo todo
y la vida solo sigue
Y a veces no lo entiendo
Y la vida solo sigue
A vueltas con el amor
El poeta siempre a vueltas con el amor,
Amor entre paréntesis
Amor entre interjecciones
entre comillas, entre guiones.
AMOR con mayúscula
Amor en cursiva
Amor subrayado
Amor, amor, amoR, amOr, a m o r,
El poeta siempre a vueltas con el amor,
Y el amor cansado, rodando,
de corazón en corazón
Noche en los huesos
Es la noche gris amante
de la lata de los grises de lluvia,
las estrellas están enfadadas de luz
y la luna es de blanca sangre.
Son horas de conticinio del alma
en que las telarañas son banderas,
ondeando sobre ceremonias oscuras,
y lo fantasmal es lo cotidiano
y la razón es la sinrazón pura.
Entonces, un corazón duda
si seguir latiendo,
pues no latir es morir,
pero latir es seguir muriendo.
Caminar
Y si rimasen mis ojos con tus ojos
en un verso loco del que no supiera salir
y si rimasen tus pasos con mis pasos
y caminar juntos fuera la métrica de vivir
El ciclo de lo hermoso
Es como la veleidad de las orillas
en la esperanza de un beso
la rebelión de tu sonrisa,
El ciclo de lo hermoso
nace en mis labios
muere en tus mejillas.
En tierra desnuda
Quisiera ser pobre cuando muera,
y que desvestidos de piedra
mis arrepentidos y desnudos huesos
sean más del abrazo de la tierra
que de este hombre triste fueron
Quisiera que fueras pobre cuando muera
y que nunca me tiendas flores
amor, no me lleves primavera
que es el silencioso musgo verde
la corona eterna de los pobres.
Morro Velosa
Que sabes de aquel lejano morro, amor
A veces pienso que es una sillita olvidada de dios
Allí persigo una bandera azul serena
Todas mis sombras se las traga la tierra
Susurro a la luna, nublo el sol
Soy fugitivo de su altura
Que sabes de aquel lejano morro, amor
A veces pienso que es una sillita olvidada de dios
Otras, solo el balcón de toda mi locura
Que hoy sea el día...
Que hoy sea el día de la lluvia
¡muerte a los paraguas!
que sea también el del sol
que se mueran las sombrillas,
que la sonrisa defienda su alegría
que se rompa el televisor
o por favor
que apaguen las noticias.
Que sea el día del mar libertado
que hoy no trabajen los espigones
que sea el día de los ríos
de las nubes y los gorriones
el de todos los pajarillos
que hoy no vuelen los aviones.
Que afloren los jardines secretos
la ingenuidad de los niños
la juventud de los mayores,
que sea el día del aire
¡que apaguen todos los motores!
Que sea un día de noche cerrada
de liberar los botones
de deshacer las camas
que la oscuridad nos borre los labios
y que se pueda besar con el alma
El revisor
Aquí me tienes
en otra estación mirando
los luceros desconsolados
que lloran en los andenes.
A lomos de los vaivenes
paso mi vida contemplando
los ojos atribulados
que se marchan en los trenes.
Un verso
Ojalá existiera un verso
que describiese al diablo
que explicara el cielo
que expresase este atardecer
entre los jardines de mayo.
O un verso para todo a la vez
un verso para tus labios.
Lágrimas malgastadas
Con tu primera lágrima, como la luna más desnuda, me enseñaste los huesos,
con tu segunda lágrima peinaste mi tristeza y quisiste mojar al viento,
con las siguientes hiciste puñales de plata
y las ocultaste en la sangre de mi pecho.
No desaproveches más esas lágrimas,
soy insignificante como la historia que no se nombra,
imperceptible como la ausencia de las ánimas,
como la oquedad que deja una sombra.
Algo que queda
Tu eres ya camino
horizonte de mis ojos
cumbre de mi historia
algo que queda
eternidad de la memoria.
Del calvario de San Recuerdo
Y ahora recuerdo aquellas tardes
Como deben verlas los muertos
Con pájaros crepusculares
Crucificados en el cielo.
El conjuro
Hermosas deshoras
Mares peregrinos
Alma desnuda y florida
Campos de auroras
Labradores de sombras
Duermen y miran
Dueños de sueños
Caminantes de historias
Un águila reina
Muros antiguos
La primera lluvia
Espejos de la memoria
A los hombres en flor
Que lo ordenen el polvo y el viento
El ruiseñor y las simientes
Que nadie muera del último amor
Que nadie apague el fuego de su fuente.
El despertador
Donde está este amanecer de mayo
me quieren engañar en la aurora amor
cambiaron los salmos del gallo
por un estúpido despertador.
Las palabras del viento
Ahora que me detengo y miro
ya no veo las palabras del viento
con las que escribía mis madrigales
quizás vivan allá en el cielo
alejadas, con los pajarillos,
de esta cárcel de muros y cables.
Mi jardín soñado
Mi jardín soñado
No es de lirios y rosas
No es de magnolias y nardos
De jazmines o mimosas
Mi jardín soñado
No es de fuentes que brotan
De esculturas de mármol
Entre nenúfares y alondras
Mi jardín soñado
es de soles y de sombras
De ocasos y de auroras
De nuestra risa y nuestro llanto
Es de niños que se asoman
a un pequeño patio
Es de unos ojos que enamoran
Del sacrificio de tus manos
La calle más negra y al fondo la luna llena
Virgen y soledad cimera
Blasón de las soledades eternas
musa desnuda y fantasma
hada pálida, de cenicienta calavera
quimera adolescente y lejana
abre la garganta de tu ventana
al sol de todas las rameras.
En este valle
Hoy desperté en el cielo
y parecía que seguía dormido,
resbalaba el viento por el valle
y se escondía en caminos de silencio.
Hoy desperté en el cielo
abrí los ojos sin abrirlos
y vi tras la ventana
como se besaban en las gavias
las higueras y el rocío.
Tras un horizonte altivo y nuevo
resbalaba el barranco silencioso
debajo de una nube de invierno,
y entre un coro de pajarillos
hoy he despertado en el cielo.
Mirando al mar (Aguas Verdes)
Sobre el latido de este mar
Tengo los ojos perdidos
De tanto mirar, amor
Su beso frio y extendido
Gotas
La primera gotita de un querer
Fue rocío de un beso en flor
La última gotita de un amor
Será una lágrima al caer.
Siente. No pienses
Muerde la teta del dolor poeta
Desmiente la niebla
Esquiva el beso de la bruma
¡Siente!, ¡no pienses!
Enjuga el surco de la siembra
No beses nunca
los labios alargados de los cipreses
Y yace sin tumba
Sobre el trigal de la muerte
Deja que cada noche
Deja que cada noche acaricie tu cabello
Cuando los campos suspiren primavera
Deja que lo enrede entre mis dedos
Jugando con él
Haciendo flores nuevas
Deja que cada noche
Haga un nido en tu cama
Cuando los campos suspiren primavera
Deja que en mí se sostenga
Con el abrazo de mis ramas
Sueño sin orillas
Desde el mirador de los mundos
detrás de los vidrios azules
y de la vanidad de las olas
como un sueño vagabundo
el ocaso camina a paso de sombra,
se desliza con un gran silencio
como el bálsamo de quedarse dormido
como una lágrima en el desierto
y decide quien duerme
y quien se queda despierto.
Ayer me llevó hasta un sueño
un sueño sin orillas
era de la pureza lívida
de un puñado de viento,
mi cielo era azul y dormía
no había faena en el huerto
y me llevaban las golondrinas.
Volaba entre campos de largos cabellos
por las cumbres de mis valles
en la valentía de mis miedos,
y borraba de mi frente toda la locura
los senderos de la muerte
las lineas de mi amargura.
Y avanzada la cripta de la noche
trepé a su muro de gritos ciegos
y acaricié el cielo de su pelo
como si fueran pétalos de flores,
y grité: "noche, no me toques,
Con la inquietud de tus dedos".
Tuve en mi sueño mujeres de seda
vinos de dioses
la envidia de los hombres
amores de estrellas.
Resbalé por increíbles historias
acaricié los mares mas azules
sentí la sangre mas roja.
Naufragué en algún amor
oí el clamor de las caracolas
me escondí entre saetas
y alguna noche me amamantó una loba.
Dormí en las camas más hondas
en la intemperie más fría
me bañe donde nacen las olas,
fui niño y poeta
un rayito de luz, un arroyo limpio
un robinhood a jornada completa,
fui un puente de piedra
un soldado sin nombre
un ratito de lluvia
la primavera que no cesa,
supe de mundos sin dinero
de mirada sincera
donde decir no tengo
no era decir miseria,
vi a señores que no tenían nada
a mujeres sin huella
vi sus miradas vacías de calavera.
Bebí con hombres buenos
con meretrices sin cadenas
con ladrones, con princesas,
luché bajo una bandera blanca
en campos sin batallas
con mi ejército siempre victorioso
con mi ejército de palabras.
Gané algunas sonrisas
y un puñado de monedas
me quedé con las sonrisas
las cambié por las riquezas,
vi desvanecerse una vida
en la punta de una cuerda
y vi como se abría camino
entre la aridez más negra,
vi señoritos sin hambre
labradores sin tierras
vi lunas de sangre
y una o dos verdades sinceras,
viaje en barcos cansados
que nunca llevaron viajeros
que sólo anhelaban morir
cuando arribaran a puerto.
Ayer tuve un sueño
un sueño sin orillas
era de la pureza lívida
de un puñado de viento.
Cuando no había nombres
Cuando no tenían nombre
¿Como eran las rosas?
¿Eran menos oscuras las sombras?
¿más cercano el horizonte?
¿La luna a veces no era hermosa?
Que vanidoso el hombre
Poniendo nombre a todas las cosas
Mitin eleKtoraL
tristeza de los demás
sudor de máquinas
despotismo ilustrado
programación social
ataúdes humanos
decapitación mental
(voz de robot)
soy la voz de mi amo
soy la voz de mi amo
soy la voz de mi amo
...
...
Fdrc Grc Lrc (anochecer)
de la calle de los muros
se escribió en palabras oscuras
porque apagaron algunos
luces de papel
candiles de pluma.
Sobre un clavel
desvaneció su beso de plata
con el luto de su mantilla
enfriando cada pétalo de piel
porque a la luna amputada
le habían robado una mejilla.
Percepciones
de los olivos
a mis ojos apresurados
las caderas
de sus cuerpos retorcidos.
En mi percepción del tiempo
¡parecen tan dormidos!
pero bailan y bailan
sobre esta tierra
el rock and roll de los olivos.
Palabras de aroma
hay una rosa en el balcón del rosal
bostezando todo el invierno.
En la espina más altanera
un plácido juglar del cielo
comienza a afilar su trino,
la nieve de la primavera.
El esqueleto del último enero
se enterró debajo de una piel
de puntilla de verde nuevo.
En el lenguaje más callado
susurra un poema en el alma
cuando le regala una rosa
el enamorado a la enamorada.
De una mirada pesimista
Qué traes en los ojos
en los ojos del hambre
solo llantos rojos
solo pupilas de sangre.
Los jazmines son muertos de oro
tus luceros trágicos fanales
y los algodones de tus párpados solo
las vendas de siempre llorar cristales.
II
Qué destino sueñas que no te tenga
qué luz que no te abrace
qué noche que no te duerma
qué vida sueñas suficiente
qué desnudez te cubre perpetua
qué agonía respirar esa niebla
no ver nunca el aliento naciente
diluído imperceptible en ella.
El silencio decía
pero la intemperie de esta vida
se llevaba sus aromas.
La luz iluminaba tus canas
en una oscuridad de pluma blanca
como cenizas
de una lumbre apagada.
Heridas pasaron las sombras
la lluvia brotaba
y el silencio decía
que callen las alondras.
Cuartito menguante (nana de luna)
oculta su carita blanca
entre las sábanas del firmamento
¿Qué te pasa lunita blanca?
¿a tu cunita azul te aupaste
a descansar en un sueño
de cuartito menguante?
Clarea en esta cárcel de madrugada
el parpadeo de mis zapatos negros
con un pedacito de su estandarte.
Dime lunita blanca
¿duermes con un ojo abierto
en tu cuartito menguante?
Alborenda
delirando coleópteros de estrella
en un embeleso entre quebrado y gozoso
soñé una quimérica acuarela
de un color utópico, rutilante, majestuoso,
después inventé el nombre para tenerla,
la llamé, pretencioso, «alborenda»,
y ese estrafalario pintor de entelequias,
ese lunático caprichoso
de dentro de mi cabeza
coloreó de «alborenda»
un mágico y misterioso
garabato de luciérnaga.
Algo alegre
"escribe algo más alegre, amor
que todo aquello que escribiste",
escribí a la mano enjuta de la muerte
y no era triste, amor
su caricia de soledad inerte.
Otoño en el Risco del Paso
en su onomatopeya constante y fría
su efervescente arribar
su romanza blanca de lejanía,
arraiga su soledad
en el enjambre de arena
mil cánticos de muerte en paz
sobre una frente canela.
Te delata tu sonrisa de lata
vestido de oro, virtud y prosapia
licenciado en los oráculos
del mismo dios de hojalata
tan cumplidor y distinguido
tampoco tú me engañas
que no apruebas ni primero de sonrisa
en el examen de mi mirada.
Introspección II
en la más primorosa ilusión yo te vi,
y en las nebulosas de la madrugada
no pude discernir si te soñaba
o si tu recuerdo pasaba por allí.
Introspección I
no malgastes las puntas de tus flechas
pues me envuelvo en un caparazón
de mil heridas abiertas.
Flor de noviembre
en lágrimas de cenicienta descalza
entre una niebla llanto de luna.
Noviembre mendicante
brote de hielo bruñido
pétalos sombríos, tallo de alfanje,
flor que amanece del frío.
Vida
entre los eriales más yermos
en un resurgir floreciente
hizo chispa entre el uno y el cero.
Un enigma de luz intermedio
entre el germinar siguiente
y el vacío pretérito.
Surgió en la ausencia el fuego
de la nada una simiente
¿quién hizo semilla?
¿quién puso el vientre?
Hoy me quedo en casa
abandonarme a pensamientos vacíos
y que todos esos mundos
el suyo, el tuyo y el mío
esperen tras la ventana.
Voy a malgastar ideas y palabras
formulando tonterías
urdiendo una emboscada
a todas cuantas prisas
estén a mi vida anudadas.
Hoy voy a perder la cabeza
para conservar el alma,
gritar porque sí,
soñar por venganza,
tomar papel y escribir
y recitar a la nada.
Construir una celda
delicada y vaporosa
con rosetones de guitarras
y con barrotes de cuerdas
de violines y arpas,
y que la música me envuelva
en su quimérica llama,
y leer algún poema
y empezar a morir
entre sus invisibles rejas
y levantar las persianas
y subir la música
cuando suene "enter sandman"
pasa, hombre de arena
yo no me abrazaré a la almohada
entra y hazme saltar
mientras ondean los cristales,
quiero saltar hasta que me canse
quiero reír, bailar,
tomármelo todo a guasa,
y hoy no quiero aguantar a nadie
hoy me quedo en mi casa.
Más humo
que no pare el mundo
aunque nos cueste la tierra.
Más humo, de adusta paloma
que a otra de ala blanca
de lluvia clara entierra.
Calienta reloj ardiente
tic-tac, tic-tac
tu latido trágico de estrella.
Crece mar, vuela
que no puedan cavar sus tumbas
llévate al fondo toda la tierra.
Una procesión por el cielo
nuestra señora de Somerado
de tapices bordados
de hilaza de cuatro braceros.
Y si quisiera dar un paseo
entre querubines y luceros
nuestro pendón para hacer camino
se alzará barrenando el cielo.
Siempre alguien está peor
en estas tardes de lluvia
que a algunos nos calan los huesos
a otros ya las cenizas.
Un atardecer sin nombre
descabalga ya sin nombre
del frontispicio del atardecer,
como un amor al caer
en su agonía humeante,
como el aliento que se está apagando
en la brasa decadente de un querer.
Canciones libres
en mi habitación sin ventanas
y unas alas de miel
de caricia de almohada.
A la sombra de una cárcel extraña
sólo soy un pájaro triste
que trina cantares libres
dentro de una jaula.
Cantando la alambrada es de mimbre
harapos los barrotes del alma
y mis canciones de máscaras
son el plumaje que me viste.
Bla, bla, bla,...
embelecador y aranero
camaleón estólido
baladrón y bellaco
político patrañero
brazo felón y villano
labio mendaz, embustero
escucha lo que digo
en mi insano refranero
"en casa del palo
cuchillo de fuego".
El sombrerito de hilo (de Raquel)
caballeros de plata sus yelmos pulidos
señores sombreros altivos de copa
y algún dios guirnalda de espino
hombres investidos con tiaras y nimbos
y láureas aceituna en sus victorias
pero yo sólo quiero para mi corona
que me cosas un sombrerito de hilo.
Rumbo a...
desprende mi barco al zarpar
y cuando se aleja del puerto
sendas de tristeza
va escribiendo su popa en la mar.
Corriendo entre calima
Un poquito malo
convirtiéndome en un hombre bueno
para encontrar el senderito hacia el cielo
para preguntarle una cosita a dios
tú que has sido de pecadores valedor
tú que fuiste de los caídos su consuelo
tú que eres el adalid de todo amor
por qué al diablo un poquito amar no puedo.
Que no me olvide
Orvallo
Las palabras que nunca escribimos
Tu capa negra (a un ministro canario)
La máquina del tiempo
No te rindas
28 de febrero
Luna Soledad
De oxímoron
La sonrisa
Semilla, madera, fuego.
La procesión de los lirios amarillos
La percha
Adónde vuelan las hojas
hacen collares dorados.