Mi último deseo

El misterioso fondo del estanque
me roba la mirada y la sonrisa,
luego las oculta cuando la brisa
las desvanece entre el agua ondulante.

El viento bullicioso y un instante
desentierran mi efigie sumergida,
que morirá trémula e imprecisa
en un quebrado cristal centelleante.

La sombría muerte oprime mi sueño
y me acarrea en su fardo hasta su mundo,
desisto de ser mi guía y mi dueño,

mi espectro se escabulle vagabundo,
reclamo, sereno, mi último deseo:
no es dios ni el cielo, es tu amor profundo.