Astronauta

Días sin día que ahuyentan colores,
de ceniza negra y ceniza blanca,
cómo llamar día a eso que no mancha
de auroras el porvenir de la noche.

Días sin cielo sangrando azulones,
azulejos de siembras azuladas
y de palomas de espuma grisácea,
son de las aguas suyas los zurrones.

A salvo me tengo, desde esta nada
de esos hombres que voy olvidando
sus guerras, sus sueños, su compañía.

Desde los altares de mi mirada
su tumba redondeada es hoy mi espejo
y, desde aquí, lejos, no la siento mía.