No
sostienen sus huesos este baile,
no
cubrirán la sombra de sus párpados
el
anhelo de unos ojos hinchados,
son
humos fríos que traen sopas de aire.
Espectros
que no ven tras sus cristales,
que
perciben ecos de ollas de barro.
Su
piel, de la osamenta, solo un manto,
sólo
humos fríos que traen sopas de aire.
Dunas
de hambres, pechos secos sin hoja,
embalses
trigueños, peciolos muertos,
cuánto
dolor traes, muerte, en tus esporas.
La
siembra se pudre en el semillero,
cuántas
vidas rompe, hombre, tu demora,
cuántas
lágrimas que no atiende el cielo.