Corriendo los paseos entre castañas,
pisando hojas lastradas de castaños,
las amontona el viento entre sus manos,
luego, con sus dedos, las enmaraña.
Corriendo los paseos entre castañas,
a la helada que está cuajando el barro,
sobre musgo entre piedras resbalado,
bajo el verde mojado de las ramas.
Quíone al horizonte, en lontananza,
desde su ábside comienza a saltar
a las peñas cenicientas descalzas,
celebra en las cumbres su soledad
recitando a la nieve su romanza:
soy el invierno y he venido a reinar.