Caballero Yerto

La razón venció a la triste figura,
y a lanzas fieras de fábulas muertas,
olvidándolas, quién las reviviera,
logrando bajarlas de su montura.

Cómo olvidar su chiflada armadura,
enfrentándose a gigantes de piedra,
y hoy durmiendo entre boñigas y yedra,
en mi umbrío jardín como escultura.

¡Huyan encantadores, hechiceras...!
pues desde mi aposento, boquiabierto,
tras ventanas de lluvia que no cesa,

hoy veo liberto del yelmo su espectro,
hecha presa su espada y su rodela,
que esta noche hay que desfacer entuertos.