Mi enredadera

Enredadera que mis muros hieres,
de amor. En mi huraña alcoba enredada
los labios de tus mareas esmeraldas
de los míos, quiero, no se despeguen.

Enredadera que en mis rejas llueves
auroras de cantares mermelada,
silbos anidados entre las ramas,
estruendo suave en tu cascada verde.

Si entre podridos fangos te enraízas
¿con qué encantamiento forjas tu hechizo?
que tu aliento huele a altares de María.

Asomen tus plumajes blanquecinos,
cálices que quieren ser margaritas
¡que reluzcan cíclopes amarillos!