Los paraguas

Enamoran a las lágrimas de agua,
con su pañuelo de melancolía,
del chaparrón por el que morirían
los plumajes negros de los paraguas.

Eufóricas  sus alas desplegadas
revolotean en el viento, en su ira,
juraron que nunca permitirían
fundirse lluvia y llantos en la cara.

Eran las rosas negras que nacían
como rosas rojas, pero al revés,
que en la tormenta oscura florecían

y con el sol se vuelven a esconder.
Nobles vuestras hojas, vuestras espinas,
como rosas rojas, pero al revés.