Mecía
aquel soldado tu bandera,
sin
haber aprendido sus colores,
sin
saber que fuera, de sus dolores,
de su
muerte y olvido, alabardera.
Blandía
aquel soldado tu bandera,
sobre
un féretro ceñido en honores,
cieno
de amarillas y rojas flores,
sustentando
un pellizco de su tierra.
Recluta
tu dios póstumas mesnadas
de
madres rasgadas y esposas secas,
de
inútiles muertes anticipadas.
Media
asta. Un himno. Doblada enseña,
se
consuelan, era, astro de tu patria,
sólo
avisto en tu tumba simple tela.