Tu cabello rizado ha encarcelado
el haz
que salvaba la cristalera
robando
el aliento a la primavera
y al
sol sus tirabuzones dorados.
Tu
pelo rizado se ha enmarañado
zurcido
por la mano costurera
en los
hombres que tienen por bandera
encima
de su asta días soleados.
Cientos
de horizontes de centinela,
dime
si no hay distancia en el anhelo,
una
eternidad de miles de velas.
Y no
alcanzo a imaginar su destierro,
nunca
pudo volver a ver su tierra
nunca
más libre pudo estar un preso.